Por Julio Heredia / Poeta y periodista peruano
Un pueblo circundado de montañas
como un claustro.
Un pueblo despierto al alba
y sereno.
Como un convento,
un pueblo silente
solo en sonidos
de aves.
Todo secreto y cerrado,
incluso en sus rincones
penetrado
por el cielo.
Cercano de coníferas,
tilos, acacias, un pueblo
encadenado
a sus nevados.
Lilas caen de cada ventana
convirtiendo cada casa en un altar,
un pueblo
de pan y paz.
Caminar y dar
con la cocha pirenaica,
después teñirse en la fuente ferruginosa:
Pascua, agua andina en la Bigorra.
En los Pirineos, «Obra poética (in)completa» (Hipocampo Editores, 2024)