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“AMARCORD” DEL POETA Y PERIODISTA LUIS CUADROS FALLA

In Letras & Artes
septiembre 10, 2025
Por Alfredo Herrera Flores. Desde las faldas del Chachani, en el primer día de mayo de 2025.

Todos los escritores, de una u otro manera han intentado explicar las motivaciones que
los han llevado a concebir, escribir y publicar su obra. En esos intentos, también han
coincidido que las motivaciones son, en realidad, intentos fallidos de enfrentar y dominar
lo que unos llaman fantasmas y otros demonios, monstruos, mares o desiertos interiores.
Tal vez sea Ernesto Sábato quien con mayor precisión haya definido como fantasmas a
ese otro mundo que habita el escritor y desde donde extrae la esencia de su obra.

En su libro El escritor y sus fantasmas (1963), Sábato inicia sus reflexiones recuperando
una respuesta a una pregunta común. “Si usted fuese un crítico literario ¿qué diría del
conjunto de su propia obra? —le preguntaron una vez y él respondió—: Diría que es la
obra de un espíritu contradictorio”. ¿Quién es quién en esa duplicidad enfrentada? ¿Cómo
es el espíritu de un autor? ¿Qué es aquello que vive en el interior del hombre, del ser
humano, que de pronto se convierte en autor y escribe un poema o una novela?

Son algunas de las preguntas que me han vuelto a asaltar al leer este libro de Luis Cuadros
Falla. Ni bien uno acomete la lectura de los primeros poemas de Amarcord, “Hay un
muerto debajo de mi cama”, “El tiempo”, “La palabra”, el lector ya se enfrenta a esa
dualidad contradictoria. En el primero, el poeta manifiesta que no sabe qué hacer con el
muerto que habita debajo de su cama; en el segundo, define y ubica el tiempo como un
inquilino que vive en el segundo piso de su casa, y, en el tercero, la palabra es un animal
que entra y sale de la boca del poeta. Esta coincidencia, de tener “un otro” debajo de la
cama, en el segundo piso o en su boca, vuelve a definir la dualidad contradictoria del
poeta que habrá de enfrentar a ese habitante extraño de su propio entorno.

Este será uno de los hilos conductores del libro. Gracias a la destreza con que Luis
Cuadros maneja el verso libre, podemos transcurrir por sus mundos interiores, sus
constantes cuestionamientos y sus agobiantes reflexiones sin mucha carga ni presión que
angustie al lector a buscar sus propias respuestas. El poema “El ciervo”, por ejemplo, nos
traslada las preguntas del yo poético al yo lector, sin que haya la necesidad o urgencia de
responderlas. Lo que sí sucede, es que se sigue manifestando esa dualidad angustiosa de
ser uno, preguntarse por la esencia de la poesía o del ser humano e intentar una respuesta:
escribir el poema.

El otro aspecto que atraviesa el libro es el sueño, o la fantasía. No es aquello que
conocemos como surrealismo, que más bien es el ejercicio artístico de transformar la
realidad en algo que está sobre ella, deformándola, transformándola, dándole nuevos
significados, tanto del autor como del espectador o lector. Un verso de Luis Cuadros dice,
por ejemplo: “un hombre atraviesa la calle / y lleva en el bolsillo / algún pensamiento…”.
Otro dice: “un caballo abre sus alas / en medio de la noche / blanco es su corazón de
estrella / y lleva en su hocico la luna…”. Como ven, hay un despliegue de fantasía o
irrealidad, de inmaterialidad, que nos transforma como lectores.

A lo largo del libro, muchas son las muestras en las que el poeta se debate en medio de
sus dudas, se percibe la sutil manera de ir de un lado a otro de sus fluctuaciones. Una
lectura más intensa y profunda de este libro de palabras e imágenes sencillas, nos va a
llevar a conocer un espíritu poético más complejo. No hay manera más efectiva de afirmar
nuestra fe en algo que cuestionándola; así, Luis Cuadros se afirma en la poesía,
cuestionándola al plantear esas preguntas de búsqueda y nos compromete haciéndonos
cómplice de sus supuestas respuestas.

La poesía toma siempre caminos insospechados que no necesitan ser explicados, se
explica por sí misma. Sin embargo, como en el caso de Amarcord, el autor, el poeta Luis
Cuadros, nos va planteando algunas pistas que nos ayudan a introducirnos en el poema y
su trasfondo, no necesariamente en el mensaje sino en la reflexión. Esas pistas se
presentan en modo de cuestionamientos íntimos, de sueños y señales. Las respuestas
quedan en suspenso, se plantean y quedan en el imaginario del lector.

Nos queda la tarea de indagar por los vericuetos de los versos de este conjunto delicado
y sutil, que, además, nos permite abrir caminos por la libertad de la palabra y el
deslumbramiento de la poesía, nos permite crear y creer lo que ansiamos desde lo más
íntimo de nuestro ser, nos acerca a nosotros mismos desde nuestras propias dudas, nos
hace más humanos cuestionándonos como humanos.

Sobre el autor

Luis Cuadros Falla (Lima, Perú, 1961). Poeta y periodista. Ha publicado los libros de poesía: Nocturno (2000), La velocidad del amor (2004), El Abismo (2013), Cartas a Federico (2014) y Ámbar (2023). Fue incluido en la antología de poesía Voz Celestial, publicada por Ediciones Vicio Perpetuo Vicio Perfecto y Vallejo vuelve al Callao (Perú); y sus poemas han visto la luz en las revistas Terra Ígnea y Maestra Vida (Perú), Herederos del Kaos (San Francisco-Barcelona), Letras y Voces, Primera Página y Revista Rito (México), Noche Laberinto (Colombia), Reflejos Literarios (Argentina), Alhucema y Ómnibus (España) y gAZeta (Guatemala). Es colaborador permanente en el Club de Escritura de la Fundación Fuentetaja (España).