La izquierda latinoamericana jamás se preparó para gobernar, apenas si innovó su discurso político para llegar al poder, más cercano a un populismo afilado que divide a las personas, que a un plan con propuestas de crecimiento. En el poder solo han contagiado pobreza. Es una izquierda que no es capaz de ver el mañana, camina contemplando el pasado, encerrada en dogmas que utilizan con superioridad moral para cubrir una política moribunda que no puede brindar bienestar ni libertad.
Los gobiernos de izquierda, que el populismo llevó al poder en estos primeros veinte años del siglo, han demostrado ser gobiernos autoritarios que desconocen los acuerdos y no tiene ideas cuando les falta dinero. Sus resultados son países más pobres y con culturas políticas menos democráticas.
Por los barrios de la cumbia y de la música urbana, de la salsa y la bachata, se vive ajeno a los acontecimientos y más atento a las fábulas, se repite el discurso hasta que se cree, dicen: la izquierda representa la cúspide de los valores humanistas e intelectuales: solidaridad, inclusión, equidad, creatividad e inteligencia, honestidad, defensa de la democracia igualitaria, diálogo, vocación por el cambio. Pero en su mayoría, los gobiernos de izquierda han estado lejos de esas ideas. Estos valores que descaradamente se atribuye a la izquierda son los cimientos de otra ideología, cuyos pensadores resolvieron como aplicarla a la vida política de las naciones desde otra orilla: El liberalismo.
Los escritos del filósofo y médico John Locke (1632), padre del liberalismo clásico, influyeron en pensadores de la Ilustración francesa, como en Voltaire y Rousseau y en los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1689. Otro pensador influenciado a lo largo de la historia por esta corriente filosófica es Adam Smith, considerado el padre de la economía moderna y autor de «La riqueza de las naciones». Smith defendió la idea de que el libre mercado y la libre competencia son los mejores motores para el crecimiento económico y la prosperidad de las naciones.
El liberalismo plantea defender la libertad individual y la igualdad ante la ley, así como el respeto a los derechos individuales y a la propiedad privada. La idea central del liberalismo es que el Estado debe limitar su poder y no interferir en la vida de las personas más allá de lo necesario para proteger la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos. En cambio, los gobiernos de izquierda, cuyas pancartas promueven igualdad y perecen en el populismo.
A lo largo de casi tres siglos, el liberalismo ha sentado las bases para políticas públicas en busca de una sociedad abierta, plural y tolerante, donde cada individuo tenga la libertad de tomar sus propias decisiones y asumir la responsabilidad de sus propias acciones, con un Estado limitado, cuyas funciones se concentren en la protección de los derechos individuales y en la provisión de bienes y servicios públicos esenciales, como la educación, la salud y la seguridad.
Si bien a lo largo de los siglos XIX y XX se ha desarrollado en diversas formas, incluyendo el liberalismo clásico, el neoliberalismo, el libertarismo, entre otros. Estas son corrientes políticas y filosóficas que comparten ciertos principios fundamentales, pero también tienen diferencias importantes que vale la pena resaltar.
El liberalismo clásico acepta cierta intervención del Estado para corregir los fallos del mercado y garantizar el bienestar social, el neoliberalismo se centra en reducir el papel del Estado en la economía, mientras que el libertarismo aboga por la mínima intervención del Estado en todos los aspectos de la vida.
El liberalismo clásico es la forma original de liberalismo, que se desarrolló en el siglo XIX. Se basa en la idea de que el Estado debe limitar su poder y proteger los derechos individuales, incluyendo el derecho a la propiedad privada y la libertad económica. El liberalismo clásico defiende la libre competencia y el libre mercado como la mejor forma de organizar la economía, aunque acepta la necesidad de una cierta intervención del Estado para corregir los fallos del mercado y garantizar el bienestar social.
El neoliberalismo es una corriente política que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XX y que se centra en la reducción del papel del Estado en la economía. Los neoliberales defienden la eliminación de barreras al libre comercio, la privatización de empresas estatales y la reducción del gasto público, entre otras políticas. El neoliberalismo se ha asociado a menudo con el Consenso de Washington, una serie de medidas económicas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a los países en desarrollo.
El libertarismo, por último, es una corriente política que defiende la máxima libertad individual y la mínima intervención del Estado. Los libertarios creen que el Estado sólo debe tener un papel muy limitado, centrado en la protección de los derechos individuales y la seguridad nacional. En lo que se refiere a la economía, el libertarismo defiende la eliminación de la mayoría de las regulaciones gubernamentales y la libre competencia como la mejor forma de organizar la economía.
Principales críticas al liberalismo
Las principales críticas al liberalismo son la desigualdad, el individualismo excesivo, los fallos del mercado y el imperialismo cultural.
El liberalismo, al enfocarse en la libertad individual y la igualdad ante la ley, puede conducir a la desigualdad económica y social. La ausencia de regulaciones gubernamentales en los mercados, por ejemplo, puede conducir a la concentración de riqueza en manos de unos pocos y a la creación de desigualdades extremas en la distribución de ingresos y riqueza.
En tanto al individualismo excesivo, el liberalismo tiende a enfatizar el individualismo y la libertad en detrimento de la comunidad y el bien común. Según esta crítica, el liberalismo no presta suficiente atención a las necesidades de la sociedad en su conjunto, lo que puede generar problemas como la explotación de los trabajadores y la degradación del medio ambiente.
Los fallos del mercado, argumentan sus críticos, son situaciones en las que el mercado no funciona bien y que la intervención gubernamental es necesaria para corregirlos.
Finalmente, sus críticos argumentan que el liberalismo promueve un modelo de desarrollo y sociedad basado en los valores y principios occidentales, lo que puede ser visto como una forma de imperialismo cultural. Según esta crítica, el liberalismo no toma en cuenta las diferencias culturales e imponer sus propios valores y estándares a otras culturas y sociedades.
Sin embargo, desde la perspectiva liberal, hay varios mecanismos con los que se puede intentar reducir la desigualdad sin comprometer los valores fundamentales del liberalismo, como la libertad individual y la igualdad ante la ley. En general, la estrategia para reducir la desigualdad implicaría encontrar un equilibrio entre la promoción de la libertad individual y la igualdad de oportunidades, por un lado, y la necesidad de reducir la desigualdad económica y social, por otro.
Mecanismos liberales
Inversión en educación. La inversión en educación es una forma efectiva de reducir la desigualdad, ya que puede ayudar a igualar las oportunidades y mejorar la movilidad social. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que garanticen un acceso equitativo a la educación de calidad para todos los ciudadanos, independientemente de su origen socioeconómico.
Redistribución de impuestos. Aunque el liberalismo enfatiza la libertad individual y el derecho a la propiedad, la redistribución de impuestos es una forma efectiva de reducir la desigualdad. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que gravan más a los ciudadanos más ricos y redistribuyen los ingresos a los ciudadanos más pobres.
Políticas de mercado laboral justo. El liberalismo también puede apoyar políticas que garanticen un mercado laboral justo, donde los trabajadores tengan derechos y protecciones adecuadas y reciban un salario justo. Esto podría incluir políticas que protejan los derechos de los trabajadores, como el derecho a sindicalizarse y negociar colectivamente.
Emprendimiento y acceso al crédito. Los liberales también pueden apoyar políticas que fomenten el emprendimiento y el acceso al crédito para los ciudadanos de bajos ingresos. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que faciliten el acceso a préstamos y capital de inversión para pequeñas empresas y emprendedores.
Individualismo excesivo. Para reducir el individualismo excesivo desde una perspectiva liberal, se pueden tomar varias medidas que no comprometan los valores fundamentales del liberalismo, pero que promuevan una mayor preocupación por la comunidad y el bien común. A continuación, se presentan algunas posibles estrategias para encontrar un equilibrio entre la promoción de la libertad individual y la necesidad de fomentar la solidaridad y la cooperación entre los ciudadanos.
Fortalecimiento de la sociedad civil. Los liberales pueden argumentar que una sociedad civil fuerte es una forma efectiva de reducir el individualismo excesivo, ya que puede ayudar a fomentar la solidaridad y la cooperación entre los ciudadanos. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que fomenten la participación ciudadana en organizaciones de la sociedad civil, como asociaciones, clubes, cooperativas y organizaciones sin fines de lucro.
Inversión en servicios públicos. Los liberales también pueden apoyar políticas que promuevan una mayor inversión en servicios públicos, como educación, salud, transporte y vivienda. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que garanticen un acceso equitativo a servicios de calidad para todos los ciudadanos, independientemente de su origen socioeconómico.
Responsabilidad social corporativa. Implementar políticas que fomenten la responsabilidad social corporativa, es decir, que incentiven a las empresas a tomar en cuenta los intereses de la comunidad y el medio ambiente en sus decisiones de negocio. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que establezcan incentivos para las empresas que implementen prácticas socialmente responsables.
Compromiso cívico. Dirigir políticas que fomenten el compromiso cívico y la participación política de los ciudadanos. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que incentiven la participación ciudadana en elecciones y otros procesos democráticos, así como el compromiso en la discusión y resolución de temas públicos de relevancia.
Por supuesto que los liberales reconocen que los mercados pueden fallar, los máximos representantes de este pensamiento político han aportado teorías económicas para el funcionamiento de los mercados, entienden que el mercado no asigna eficientemente los recursos o no produce los resultados deseables y para subsanar los fallos en el mercado desde una perspectiva liberal, se pueden tomar varias medidas como:
Establecimiento de leyes y regulaciones donde el gobierno tiene un papel importante en establecer leyes y regulaciones que fomenten la competencia y eviten la concentración de poder en un pequeño número de empresas. Esto puede incluir la implementación de leyes antimonopolio y de competencia, así como la regulación de las externalidades negativas, como la contaminación.
Mediante inversión en investigación y desarrollo, otra vez el gobierno tiene un papel en la inversión en investigación y desarrollo, ya que puede ayudar a fomentar la innovación y la creación de nuevos mercados. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que promuevan la investigación y el desarrollo, y la inversión en infraestructura para fomentar el crecimiento económico.
Establecimiento de un sistema de protección social, se le otorga al gobierno el rol para establecer un sistema de protección social, ya que puede ayudar a reducir la pobreza y la desigualdad y, por lo tanto, mejorar la estabilidad económica y la seguridad financiera. Esto podría incluir el establecimiento de un sistema de seguridad social que incluya seguro de salud, seguro de desempleo y programas de asistencia social.
Garantía de la transparencia donde el gobierno garantice la transparencia en los mercados, lo que puede ayudar a reducir la asimetría de información entre los compradores y vendedores, lo que a menudo contribuye a los fallos del mercado. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que obliguen a las empresas a divulgar información sobre sus prácticas comerciales y financieras.
El imperialismo cultural se refiere a la difusión de una cultura dominante a través de la globalización y la influencia de los medios de comunicación y la tecnología. Desde una perspectiva liberal, se pueden fomentar la diversidad cultural y promover la igualdad de las culturas. También respetar la soberanía cultural, respetar sus valores y tradiciones culturales. Esto podría implicar el desarrollo de políticas públicas que promuevan el respeto a las culturas y la protección de los derechos culturales de las comunidades, fomentar el diálogo intercultural y la participación en actividades culturales y eventos.
Incluso el liberalismo sostiene que es importante limitar la concentración de los medios de comunicación y promover la pluralidad de voces y perspectivas. Esto podría implicar la implementación de políticas públicas que fomenten la competencia en los medios de comunicación y la promoción de la diversidad de las perspectivas y voces.
Los ciudadanos que se orientan al pensamiento liberal juzgan a los políticos por las mejoras generalizadas que aportan a la vida cotidiana, pues el liberalismo ofrece soluciones a sus propios dilemas, contrariamente a los ciudadanos capturados por los discursos de izquierda con sus elevadas y, a menudo, hipócritas afirmaciones de defender ciertos valores o apoyo a poblaciones vulnerables, pero que en la práctica terminan siendo gobiernos autoritarios que limitan las libertades para ocultar las falencias de su escasa preparación para gobernar.
Si los ciudadanos siguen siendo capturados con mentiras y eligiendo gobiernos sin capacidad para administrar el aparato estatal, no funcionarán los mecanismos que permiten un equilibrio entre la promoción de la libertad individual y la necesidad de fomentar la solidaridad y la cooperación entre los ciudadanos. Sin capacidad para cumplir con las funciones de protección de los derechos individuales y servicios públicos esenciales, como la educación, la salud y la seguridad, será muy complicado para nuestra región incrementar el bienestar social.
¿Y por qué sería conveniente o útil para la sociedad reducir la desigualdad por mecanismos distintos de impulsar la asignación de oportunidades diferentes y desiguales a los ciudadanos, en razón de sus diferentes y desiguales talentos y capacidades? Solo con una asignación de oportunidades no solo distintas sino también desiguales se puede pretender compensar las desigualdades naturales de los ciudadanos. El Estado a través de políticas públicas debe emprender esa asignación desigualitaria de oportunidades, no para conseguir alguna igualdad sino para propiciar el florecimiento individual de los ciudadanos.