LA AÑAGAZA CAVIAR

In Miguel Ángel Rodríguez, Opinión
abril 02, 2024

Por Miguel Ángel Rodríguez Sosa

Sea tal vez exagerado mencionar a los ilustrados lectores que «añagaza» significa artificio para atraer con engaño. Es precisamente lo que hemos experimentado ayer los peruanos.
Independientemente de que a Dina Boluarte se le investigue por la muy sospechosa posesión de joyas inconsistentes con sus ingresos, que huelen a dádivas o a sobornos, el hecho es que el show del allanamiento de su domicilio puso en la escena el enorme poder de la mafia caviar: su influencia sobre fiscales, jueces y policías que actúan como peones de los intereses mafiosos de quienes, justamente, sienten, en el mismo tiempo, el acoso de lo que serán las revelaciones mediáticas en el marco de la investigación que involucra al operador mercenario Gustavo Gorriti, quien funge de “periodista de investigación” y los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez por «cohecho y otros delitos».

Caben suspicacias acerca de esta investigación a Gorriti y los fiscales, sin desmerecer la actuación del responsable, fiscal supremo Alcides Chinchay, porque a diferencia de las acciones fiscales iniciadas sobre Dina Boluarte ahora, previo sobre Patricia Benavides y antes sobre Keiko Fujimori y Alan García -todos ellos tiene en común ser considerados enemigos por la mafia caviar- en este caso la investigación no se desarrolla con la celeridad que ha mostrado en los otros casos y más bien marcha a paso de tortuga favoreciendo que, por ejemplo, Gorriti disponga de tiempo para deshacerse de material de utilidad fiscal debido a que le han concedido ¡nada menos! un plazo de cinco días para entregar sus teléfonos celulares. Eso huele mal.

No hay intervenciones espectaculares como contra Boluarte y Benavides; la DIVIAC de la PNP no allana oficinas ni domicilios de los investigados; no se publican organigramas “filtrados” desde la fiscalía sobre “organizaciones criminales”. Se pretende silenciar que han sido Vela y Pérez los artífices de la fracasada investigación fiscal del caso Odebrecht y que rehúsan revelar el acuerdo de colaboración que viene protegiendo a los delincuentes brasileños, como también se relega al olvido la mediática defensa que hizo Gorriti de esa empresa criminal.
Tampoco hay acciones respecto de los oscuros orígenes de los patrimonios de Vela y Pérez. Nadie cuestiona el costoso reloj Rolex que luce en la muñeca el primero, ni su repentino florecimiento de propiedad inmobiliaria; ni se cuestiona la camioneta Volvo de US$ 70 mil adquirida por Pérez. Apariencias de un desbalance notorio considerando sus ingresos laborales.

La reacción de Gorriti, Vela y Pérez instrumentando al Ministerio Público para sustraer espacio mediático y distraer a la opinión pública de la investigación sobre ellos, es toda una demostración de gran poder recaída sobre la presidente Boluarte quien, sin embargo, ha hecho bien en anunciar que no va a renunciar al cargo; lo que la mafia buscaba porque obtener su vacancia en el Congreso es aritméticamente imposible. Que se someta a la investigación y ya, pero no que se allane a dejar el poder político en manos de la mafia caviar que quiere recuperarlo a cualquier costo.
El show montado con el allanamiento a la vivienda de la presidente es una añagaza de tal magnitud que el pesetero “influencer” Marco Sifuentes (Ocram), que vive pidiendo yape, de pronto obtuvo recursos para viajar a Lima desde Madrid y ¡oh sorpresa! justo para la fecha y hora del allanamiento, donde se hizo presente. ¿Quién le ha pagado el viaje? ¿A qué poder oculto le debe su presencia? ¿Quién está pagando el «análisis» de 10 mil fotografías de los relojes Rolex de Dina, que anuncia en su pasquín «La encerrona»? Hay que correrle las preguntas a Gorriti, el titiritero de la añagaza montada para distraer a la opinión pública de los fuertes indicios de su control de partes del Ministerio Público, como el “equipo especial de fiscales contra la corrupción” dirigido por la muy cuestionada fiscal Marita Barreto, ejerciendo como poder fáctico.

El descaro del poder caviar en el MP ha llegado al nivel escandaloso de “filtrar” a la prensa actas del allanamiento de la vivienda de Boluarte, incluyendo fotografías de especies incautadas, material que debiera ser reservado. No es novedad. Ya se conoce de las “filtraciones” referentes a otras investigaciones, como las de José Pérez a IDL Reporteros, que están documentadas tanto como la presencia omnisciente de la “periodista” del mismo IDL en la sede fiscal, con escritorio y todo, copiando en su laptop información clasificada.
En el show montado los caviares no se han detenido en instrumentar a la PNP gracias a los oficios de su sirviente Harvey Colchado, a quien le aseguran que el actual (¡pobrecito hombre!) ministro del Interior no lo sancionará, tal y cómo habría exigido la presidente; como no le sucedió con Pedro Castillo que también sufrió su arremetida. Recuerden además que Colchado fue el agente que empujó a Alan García al suicidio con el show montado para detenerlo y humillarlo mientras el cobarde José Pérez se escondía.
Habrá que ver en que decanta la situación. Los caviares han hecho una apuesta muy alta a partir del sobredimensionado poder del Ministerio Público que en buena parte controlan. Hay que llamar la atención acerca de que esta entidad, donde ahora los caviares asientan sus reales como en la Junta Nacional de Justicia, ejerce a la par funciones de “defensa de la legalidad” y de acusación ante el delito; las que viene utilizando para perseguir a los enemigos políticos de la clique caviar. La apuesta empeñada por estos en los días recientes ha sido impulsar la movilización del activismo violento contra Boluarte como hicieron el 2020 con éxito contra Merino. Parece que por ahora han fracasado, Hay mucho interés en espectar lo que sigue.