
Las modificaciones a la Ley Forestal y de Fauna Silvestre supone un grave retroceso en protección ambiental
Por Marco Antonio Panduro
«Buscar limpiar a las grandes empresas que han cometido delitos ambientales en los bosques amazónicos», es lo que ha coronado el Congreso entre gallos y medianoche al modificar la Ley 29763 –más conocida como la Ley Forestal y de Fauna Silvestre–, piensa así José Manuyama, miembro del Comité de Defensa del Agua de Iquitos.
Ha ocurrido esto en el Congreso, la noche del 14 de diciembre, cuando por insistencia las modificatorias a los artículos 29 y 33 de esta ley fueron aprobadas. «El fin es el de negociar con los grandes mercados», declara este activista ecológico.
El Congreso lo ha consumado pese a la posición en contra de la Defensoría del Pueblo, de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), y de varios ministerios del Estado (en la PCM, las visiones entre el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de Agricultura, por un lado; y el Ministerio del Ambiente, por otro, se encuentran en las antípodas como los son los intereses particulares de los colectivos). Hasta el diario El Comercio cuya línea editorial es de las liberales ha cubierto la información con cierta dosis de alarma.
A contracara, el pronunciamiento de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales- ANGR donde se expresa honda preocupación, y el explícito rechazo mostrado por el presidente de la Región San Martín, sorprende el silencio del gobernador loretano, siendo justamente esta, la región por la que debe velar, una de las que más daño ecológico sufriría.
La concertación entre el Congreso y un sector de los Ministerios al servicio de empresas como Ocho sur y el Grupo Romero (según un estudio que provee la Universidad Autónoma de Barcelona, en Guatemala, las plantaciones de palma de aceite están substituyendo en un 40% los bosques tropicales y en un 32% los pastos naturales y de cultivo de grano básico. Y 25 años es el tiempo que tarda un suelo volverse fértil); o, Tamshi, empresa cuestionada en la Región Loreto por haber deforestado casi 2000 hectáreas para la siembra del cacao y el uso de fertilizantes no amigables con el ecosistema, entre otras acusaciones más, «es un grave retroceso en la lucha constante por la protección de los bosques amazónicos peruanos», sostiene Envol Vert. En la página de esta ONG francesa se explica que para obtener un título de propiedad, es necesario solicitar una autorización, para que exista esta titulación es indispensable conocer el uso mayor del suelo.
Van alrededor de 9 millones de hectáreas deforestadas por expandir la frontera agrícola. Digamos que la única mirada son los “criterios productivos”, y es el bosque que queda inerme y desprotegido por intereses inmediatos y cortoplacistas. Las modificatorias dadas se traducen en 150 mil hectáreas por año que serán deforestadas. «Sin estudio técnico se dejará el derecho de convertir zonas boscosas en parcelas agrícolas», se lee en el portal de Envol Vert.
Como antecedente reciente de los intereses particulares sobre el colectivo está la designación de Henry Luna Córdova como viceministro. En el Ministerio de Energía y Minas sería una de las piezas bisagra, designado como tal apenas al día siguiente de la acción de Congreso, hecho que es considerado por diversos sectores y gremios como una estocada al delicado y tantas veces agredido ecosistema amazónico. Luna Córdova fue el mismo operador, siendo jefe del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico-INGEMMET, que entregó en agosto del año pasado una concesión para minería metálica sobre el río Nanay y de las que hace bastante se sienten sus efectos y consecuencias. Y si bien mediante Decreto Supremo 30-2023-EM se suspendió la admisión de petitorios mineros en el área del río Nanay, el 24 de noviembre pasado, las leyes, ninguna ley es retroactiva.
Mayor deforestación
Según el ex fiscal sobre temas ambientales Yusen Caraza Atoch con este acto, es decir, con los cambios hechos a la ley 29763, se abre las puertas de par en par para que se incremente la deforestación en el país. Mientras que la Unión Europea ha llegado a un acuerdo para perseguir los delitos ambientales y defender los ecosistemas ante posibles amenazas, el Congreso aprovecha la coyuntura política de desproporciones en los poderes del Estado para debilitar el control ambiental.
«A diferencia de una ley que regula procederes de actores interesados, aquí, por el contrario, se busca que la ley se adapte a las pretensiones de empresas cuestionadas», sostiene Manuyama.
«El Estado está teniendo una visión anti protección del medio ambiente», añade, por su parte, Yushen Caraza, el ex fiscal ambientalista. «La aprobación de la Ley Forestal y Fauna Silvestre con varias modificaciones otorga validez a los cultivos que ocasionan deforestación».
«¿Qué se pueda hacer de aquí en adelante?», se pregunta. «Con esas modificatorias va haber muchos casos de siembra de monocultivos que se encontraban congelados por investigación a nivel nacional. El Estado hace lo contrario, viola las leyes, las modifica, premia al funcionario que ha atentado contra la Amazonía y que está investigado. Tenemos un mal presentimiento de lo que vaya a ocurrir más adelante con la protección del medio ambiente, nos preocupa sobremanera».
La ley Forestal y de Fauna Silvestre 29763 no es nueva, existe desde julio del 2011, fue promulgada en el segundo gobierno de Alan García, pero –tras estas movidas congresales– ha sufrido modificatorias ostensibles. Básicamente el asunto se resume en que la categorización de cuáles son los “bosques de producción permanente” pasan de responsabilidad del Ministerio del Ambiente a manos del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI). Sostienen que este ministerio carece de una visión integral que considere la biodiversidad y los ecosistemas, pues sus actividades giran en torno a actividades agrícolas y ganaderas, algo así como meter a un niño en un cuarto repleto de golosinas sin la supervisión de un adulto con la advertencia previa que no puede llevárselas a la boca, y el niño promete que ninguno de aquellos caramelos se los va a llevar a la boca.
Las propias naturalezas son irrenunciables, de ahí la importancia de las fuerzas opuestas complementarias para encontrar un equilibrio.